Liberado de la rigidez de los conceptos, el mundo se vuelve transparente y se ilumina, alumbrando desde el interior. Cuando se comprende esto, la interdependencia de todo lo que vive se convierte en una evidencia. Vemos que nada está paralizado o separado del resto, y que estamos en ósmosis con la sustancia misma de la vida.
De este sentimiento de unión surge el amor y la compasión.
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