Para superar el egoísmo que separa a los hombres es preciso reunir la fuerza espiritual.
Como dice el Venerable Kelsang Gyatso, sólo tenemos que cambiar el objeto de deseo, en vez de desear hacernos felices a nosotros mismos, desear hacer felices a los demás.
La celebración comunitaria y ritos sagrados, la música y el esplendor de las ceremonias, envuelve a las personas en una intensa emoción conjunta, despertándoles la conciencia al origen común de todos los seres.
Así se supera la desunión y la intransigencia es resuelta.
Otro recurso consiste en promover la cooperación entre las personas en un gran emprendimiento comunitario, que funcione como un objetivo superior a los intereses individuales.
La concentración conjunta en una finalidad común disulve todas las barreras que provocan aislamiento.
La relación de interconexión entre la familia y la sociedad aquí expresada es desarrollada por Confucio, sostiene que; habiendo paz en la familia, habrá paz en la nación, pues la familia es la matriz a partir de la cual ésta surge.
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